Exordio

Desde los comienzos de la humanidad el hombre ha buscado clasificar lo que lo rodea, dándole características propias para diferenciarlos entre sí, tal como una expresión artística.

Ha medida que transcurren los siglos surgieron varios conceptos en la vida cotidiana, como la cultura, las lenguas, expresiones artísticas, entre otras y es así como en una de ellas aparece el arte, entendido como actividad que requiere de un aprendizaje y a su vez puede limitarse a una habilidad técnica; como al mismo

tiempo ampliarse hasta el punto de incluir una visión particular del mundo, pero
todo esto se reduce al simple dibujo como expresión emotiva propia de cada individuo que la aprecie y la entienda.


PURISMO NAZARENO

Italia y Germania (Sulamith y Maria), por Johann Friedrich Overbeck, 1811-1828, Neue Pinakothek, de Múnich.

        Los Nazarenos fueron objeto de eficaz protección por parte del cónsul general de Alemania en Roma, conde Bertholdy, para el que Overbeck, Cornelius y otros pintaron al fresco una Historia de José, en el Palacio Zuccari, donde vivía aquel diplomático. Pero las pinturas de aquellos germano-romanos, que se proponían resucitar la pureza del estilo del Perugino, por el prurito de huir del convencionalismo neoclásico, incurrieron en otra clase de academicismo aún más frío, en el que los procedimientos primitivos aparecen como inertes, sin alma ni espontaneidad
.
       En el mismo Overbeck la rigidez lineal del contorno, que pretende oponerse al esfumado y al claroscuro leonardescos, se evidencia aún más a causa de la pobreza y frialdad del color.
Así pues, esta aventura, que en otro estilo reanudarían los prerrafaelistas ingleses, demostró ser totalmente ineficaz, y desde luego muy inferior a la aspiración purista del pintor Hippolyte Flandrin (1809-1864), que decoró Saint-Germain-des-Près, en París, partiendo del academicismo de Ingres, mucho más rico en recursos.